Paulina, también ha dedicado su labor a visibilizar la precariedad en que miles de chilenas y chilenos realizan labores de orden y seguridad. Paulina incomoda siempre, insiste, denuncia. Paulina molesta.
Antes de juzgar a María Paulina De Allende Salazar por un error del cual se disculpó de inmediato, tómate un tiempo para revisar su trabajo.
Funcionarias y funcionarios de las instituciones de seguridad y orden de nuestro país han perdido -al menos por ahora- una voz responsable, documentada y valiente. También sus familias y entornos.
Paulina, ha dedicado su labor -como varias periodistas, sí mujeres- a visibilizar la precariedad en que miles de chilenas y chilenos realizan la labor de protegernos.
Paulina incomoda siempre, insiste, denuncia.
Su despido hoy de Mega es un acto que nos afecta a todos, porque limita nuestro derecho a la información. ¿Cuánto periodistas de la TV abierta hoy ves tú que investigan a fondo temas complejos?
Pero ni tú ni yo no financiamos medios de comunicación y hoy sonó el teléfono rojo en Mega. Como cuando comenzaron en los canales a conversar de la profunda desigualdad que nos explotó en la cara en octubre de 2019.
Si con la misma decisión como país persiguiéramos el dinero, abriéramos el secreto bancario, superáramos el conveniente y falso quiebre pacos/milicos – ciudadanía, no estaríamos persiguiendo al crimen a oscuras, haciendo el ridículo. Escuchando cuatro horas a personas que visitan las calles en campaña.
En muchas familias tenemos personas que trabajan en instituciones de seguridad, y les decimos pacos, rati, etc. No es una ofensa.
Lo que ofende realmente, lo que aterra, es esta pesca de arrastre que dejará un triste testimonio de que la incompetencia tomó las riendas de Chile hace rato. Porque en las familias de los incompetentes no hay pacos; hay generales, oficiales. Al resto nos queda esperar que los nuestros estén bien y vuelvan a su casa a la mañana siguiente para desayunar un pan con mortadela viendo un matinal, pasando la rabia de escuchar tanto análisis inútil con los sorbos de café de tarro y azúcar refinada.
Bueno, Paulina hacía un punto en ese espacio, aportaba antecedentes, investigaba, corría riesgos y llevaba esa voz del operario del sistema, de ese que con voz temblorosa reconoce que están superados, que no tienen recursos, que se atreven a decirlo porque las cartas al jefe no funcionan, todo empeora o -en el mejor de los casos- todo sigue igual.
Mañana será un “nuevo día” en este país donde sabemos que hoy discretamente habrá festejos, porque una vez más triunfa el equipo del Todo Sigue Igual.
El resto, a tomar once, con esta pena, con esta derrota, con este temor que nos roza. Pero bueno, respiramos hondo, le pedimos una tregua, a seguir funcionando. Nosotros no tenemos nada que esconder, no tenemos nada que celebrar, una vez más perdimos.
Aunque nos distraigan con falsos conflictos, perdimos y seguiremos perdiendo.
Mira tú a Sebastián Piñera, dos gobiernos para al menos por decencia atender a ese voto que siempre se atribuyen, el voto de la familia militar y policial. No hay factura pendiente para esa derecha que saca ventaja de manera indecente. Es gratis usar el dolor de familias humildes, porque sí, los asesinados son siempre pacas, pacos o paquitos, como les dicen los mismo que hoy llamaron al teléfono rojo de Mega. Esos que siempre llaman por teléfono, cuando se cruzan con el paquito queriendo hacer su trabajo.
Sin embargo, la expulsada de la comisaría hoy, la despedida de su trabajo es Paulina … Qué absurdo este Chile, país pánico.